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Vamos, de festejo, ¡pero del popular!

En las plazas mayores de muchos de nuestros pueblos se celebran encierros y vaquillas que, aunque fiestas menores, a veces son tan celebrados y apetecidos como las propias corridas. El toro y el hombre son, sin duda, la forma más primitiva de juego donde cohabita la muerte como expresión profunda de muchas raíces, y que tiene su punto culminante en las festividades religiosas y paganas de los pueblos de toda España.

A lo largo del año en todo el territorio español, y muy especialmente en nuestra provincia, muchos son los festejos taurinos que se celebran: por una parte encontramos las corridas, novilladas (con o sin picadores), corridas de rejoneo, corridas y novilladas mixtas, novilladas con rejoneo, de vaquillas, bolsines taurinos y los concursos de recortes, saltos y quiebros; y por otra parte, podríamos destacar la lidia del toro al estilo tradicional en capeas; y en las que a menudo suelen aparecer algún que otro atrevido que busca llamar la atención del toro, o bien a través de la muleta o con algún cite (con el objetivo de hacer algún recorte, quiebro o salto).

Todas estas formas de festejos, están sujetas a una serie de requisitos tan estrictos y cuantiosos que, algunas veces, se dificulta la propia celebración del espectáculo.

En el caso del actual Reglamento Taurino de Extremadura exige para la celebración de este tipo de espectáculos una autorización de Delegado Territorial de la Junta de Extremadura de la provincia donde tendrá lugar el espectáculo; la autorización y memoria del ayuntamiento de la localidad en concreto (suele ser éste el que organice los festejos –concejal de festejos-) en el que se justifique la tradición popular del festejo; certificado sobre las instalaciones donde se celebre (seguridad en la plaza y en el recinto exterior, en el recorrido que se habilite precisamente para la lidia, en este caso, para encierros); títulos o justificación de los servicios médicos; póliza de seguro de responsabilidad civil y accidentes en función del tipo de espectáculo, plaza y aforo; una copia del contrato de los diestros que van a actuar y cartel anunciador del espectáculo;  y por último, la documentación reglada de las reses que se van a lidiar. Es decir, todo en regla y justificado a través de permisos en los que se conste que esto es así.

En el caso de las documentos que acrediten a los animales que se van a lidiar, existen certificaciones del Libro Genealógico de la Raza Bovina de Lidia y el contrato compraventa relativo a las reses que se van a lidiar; en el caso del rejoneo o de las corridas, aparecerá la contrata de caballos.

Muchos son los requisitos que se tienen que dar y todo esto con anterioridad al festejo. Ahora bien, una hora antes del festejo, el jefe del equipo médico deberá comprobar  cómo se encuentran dispuestos los servicios médico-sanitarios, incluida una o varias ambulancias (para cubrir la plaza de la localidad y el recinto exterior) equipadas con los elementos precisos para un posible traslado de heridos. Si el festejo trascurriese por vías urbanas, los agentes municipales, o en cualquier caso, el personal de protección civil, comprobarán su estado, tratando de que el espectáculo se desarrolle en las condiciones previstas. Es función del Ayuntamiento anunciar, generalmente por una megafonía habilitada para el festejo,  cuantas medidas se vayan a adoptar para garantizar así la seguridad de personas o bien; y también, al mismo tiempo, para prohibir algunas actuaciones que impliquen maltrato injustificado de los animales y la interrupción o dificultad de la lidie se lleve a cabo de la manera más correcta y sin causar peligro para los asistentes.

Una vez se ha finalizado el festejo en los que se da muerte al animal –encierros, capeas, etc.-, la res será sacrificada sin presencia de público. Así lo dice el reglamento, aunque es cierto que esto no se sigue por parte de muchas localidades, ni en las plazas (porque quizá no existen lugares preparados para ello) ni en los encierros que se celebran en las calles de la localidad (porque sería muy complicado el tener que recoger al animal del recorrido para sacrificarlo en algún corral o toril).

A pesar de esto, sí es verdad que El Reglamento de 1996 especifica que, durante los espectáculos, el director de lidia deberá estar auxiliado por, al menos, tres colaboradores voluntarios, debidamente identificados, y diez, si se trata de encierros, para así entre todos conseguir sacrificar al animal sin la existencia de los asistentes al festejo.

Actualmente, en muchos pueblos de España, los festejos taurinos populares son el espectáculo más representativo de sus fiestas patronales, hasta el punto de acaparar gran parte de los presupuestos de sus fiestas mayores. Este tipo de festejos, como anteriormente, ya he apuntado pueden diferenciarse entre: capeas, vaquillas, bolsines taurinos y encierros.

En el caso de las capeas, fue la forma primitiva de lidiar novillos en el coso la gente de los pueblos durante sus fiestas patronales. Se celebran, generalmente, en las plazas mayores, adecentadas con carros y maderas. Si las reses que se lidian, bien sea por aficionados o por profesionales, son menores de dos años recibe el nombre de becerrada.

Las vaquillas, consiste en correr vacas por las calles, plazas públicas o plazas de toros.

Los bolsines taurinos: son concursos taurinos organizados generalmente entre octubre y marzo de forma altruista por instituciones, públicas (en el caso de los ayuntamientos) o privadas, en los que jóvenes, entre 14 y 21 años de las distintas escuelas taurinas y matadores de novillos sin picadores, compiten por hacerse camino en esta difícil profesión.

Los encierros, típicos de muchas localidades extremeñas, tienen su origen en el traslado de reses desde las fincas ganaderas a las plazas de toros también para la celebración de corridas o capeas. Si bien, con el tiempo, esta forma cae en desuso por la utilización de los camiones para el traslado de los toros, aunque es verdad que a día de hoy muchos son los lugares en los que aún continúan celebrándose, en incluso tienen más arraigo que las propias corridas, se está intentando recuperar parte de esta tradición. Me explico, se está incorporando como una actividad más de las que componen ese programa de fiestas. Generalmente suele ser al comenzar esos días de fiestas, con ayuda de los cabestros o mansos y con jinetes y alguna atrevida amazona.

En nuestra provincia cacereña, destacan los encierros de algunas de localidades del norte; y con diferentes horarios, de ahí el nombre de algunos festejos taurinos: “el toro del aguardiente”, llamado así por correrse a primeras horas de la mañana, momento que tradicionalmente se acompañaba con aguardiente y perrunillas, o aquellos que se celebran al mediodía, por la tarde y de madrugada.

Y es que ya sea de noche o de mañana, el cohete hace vibrar al público a la vez que el ambiente se va tornando tenso y los movimientos, inquietos y agitados, afloran en el momento que el seco ruido produce la puerta de los corrales. Se aceleran los corazones de los corredores justo en ese instante en que un zigzagueante zaino, acompañado por una parada de mandos, barre todo lo que aparece a su paso durante el encierro.  Y delante, detrás, caídas, pisotones y, algún que otro susto sin consecuencias, son los riesgos que asumen los mozos y aficionados. Se ven carreras apretadas y arriesgadas por parte de los corredores, un espectáculo de riesgo al que, como siempre, se le acaban sumando actitudes temerarias de algunos de ellos. Y sin duda, todas se convierten en emocionantes carreras por las calles de la localidad que han sacado a flote momentos tensos y de peligrosidad en el recorrido hasta la plaza mayor del municipio, en la misma plaza, y posteriormente, en el recinto exterior, en muchos casos.

La celebración de espectáculos taurinos, si bien a nivel nacional, desde la década de los 90, se ha ido manteniendo; en la provincia de Cáceres, a partir del año 2000, ha ido decayendo un poco. La consabida crisis y la falta de financiación de los Ayuntamientos han generado que algunas, donde tradicionalmente se celebran arraigados festejos, cerraran por elevado coste de su organización y las consiguientes trabas administrativas; o que se redujese el número de días de fiesta o el número de toros que se iban a lidiar.

Los festejos populares, la celebración de corridas de toros, rejones y novilladas, básicamente en plazas de tercera categoría, y la venta de reses ha descendido notablemente; un problema que está afectando a muchas de las ganaderías de reses bravas, llegando a la quiebra en muchas ocasiones. Y es que el campo bravo languidece, se debilita poco a poco, y los ganaderos, que el año anterior destinaron a nivel nacional para festejos, han tenido que mantener en sus fincas una gran parte de la cabaña brava o enviarla al matadero a precios irrisorios.

Existe indiferencia por parte de la Administración, que desconoce la historia y la tradición y adscribe la Fiesta al Ministerio del Interior y no al de Cultura; el fraude de ciertos empresarios taurinos, que, carentes de escrúpulos, abusaron del afeitado y del alto precio de las entradas; el desarrollo urbano, que encuentra una amplia oferta de ocio en la que no tiene sitio la fiesta de los toros; lo que se ha dado en conocer como el llamado “ecologismo urbanita”, que ignora (o quiere ignorar) que las dehesas (y más en concreto las extremeñas) son un ecosistema exclusivo y el toro un animal único: la mayoría de los medios de comunicación, prescinden de la Fiesta al no hallar los suculentos ingresos que en otros sectores hay por publicidad; la ausencia de intelectuales, que impregnen, como en otras épocas, su aire de esplendor; la pérdida de emoción, que es la base y el sustento del espectáculo; y los desagradables numeritos de los banderilleros mendigos pidiendo orejas, lo que ha hecho perder de credibilidad al espectáculo, harán el resto y arrastrarán a la Fiesta a un futuro incierto.

Fuentes empleadas:

–                       Información proporcionada por Iván Ramajo, componente de ACARTE, la Asociación de Corredores Aficionados y Recortadores de Toros de España.

–                       Programa Oficial de Festejos – Coria 2010.

–                       http://www.elcossio.com

–                       Sánchez, A. (2009). Salamanca, apuntes de la fiesta de los toros. Salamanca: Globalia Ediciones ANTHEMA.

Así llegaban a La Glorieta jóvenes promesas y diestros consolidados

Juan del Álamo se presentaba como el torero más joven de todo el cartel por el que se había apostado para la Feria Virgen de la Vega 2011, con tan sólo 19, el mirobrigense llegaba a La Glorieta para compartir tarde junto a Leandro y David Mora. Frente a esta joven promesa del toreo, encontramos a Manolo Sánchez, diestro vallisoletano consolidado que reaparecía tras cuatro años, presente en el ciclo salmantino por primera vez hace 18 años y con seis tardes en este coso a sus espaldas; y es que pese a su edad, no ha sido el que haya toreado más en esta plaza, lugar ocupado por Chaves, con 17 tardes como torero y tres como novillero, guardando un total de 40 toros estoqueados y 18 triunfos. El Juli, como no puede ser de otra manera encontrándose en la cima del escalafón, repetía un año más en la Feria, siendo el que ha conseguido más veces tocar pelo (26 orejas), y en la corrida del miércoles 14 de septiembre hizo su décimo octavo paseíllo (uno de ellos como novillero). El diestro extremeño, Alejandro Talavante, reaparecía en el cartel charro tras cuatro años ausente en esta Feria. A diferencia del novillero Damián Castaño, que lo hacía por tercer año consecutivo. Al igual que el salmantino Eduardo Gallo que, en once tardes en el coso charro, ya había logrado salir a hombros en cuatro ocasiones, solamente superado por Chaves. Debutarían en La Glorieta durante este ciclo Víctor Barrio, Jiménez Fortes y el salmantino de Fuentes de Oñoro Ángel Bravo, como novillero. Sin embargo, otros tres alumnos de la Escuela de Tauromaquia, también lo hicieron en la novillada inaugural: Pablo Jiménez, El Roque y Carlos Navarro. El Capea, diestro de dinastía también de Salamanca, actuó una vez más en su tierra. Del mismo modo que diestros consolidados como El Cid, El Fandi, Morante de la Puebla y Hermoso de Mendoza, que hacía doblete durante las combinaciones, al tener que sustituir al rejoneador Diego Ventura, durante la pasada tarde del 21 de septiembre. Pablo Hermoso de Mendoza, el único en esta Feria que tenía en su haber cortar un rabo (en el ciclo anterior en el año 2010) y, en proporción, el que mejores resultados ha obtenido desde que hace 16 años pisara el coso charro: 27 toros y 18 triunfos.

26 protagonistas en la Feria de Septiembre de Salamanca 2011

U n total de 26 han sido los protagonistas para el ciclo de la Feria de Salamanca de este año 2011. Tres novilleros sin caballos, 20 matadores de toros y tres rejoneadores. Hermoso de Mendoza es el único que acartela y que cortó un rabo en la Feria de 2010; y que reaparecía el último día de cierre en la Feria, sustituyendo a Diego Ventura, tras recaer durante su actuación el pasado domingo en Murcia en una fractura del hombro derecho. Reaparecieron en La Glorieta, Manolo Sánchez, diestro que fue el primero, de los que estarán presentes, en debutar en el coso charro, y que se despedía de La Glorieta en esta Feria. También lo harían en la novillada inaugural, aunque en este caso fuera por primera vez, Víctor Barrio y Ángel Bravo, como novilleros, y Jiménez Fortes, como matador de toros.